jueves, 30 de octubre de 2014

APASIONANTE VIAJE POR LAS ALPUJARRAS GRANADINAS (II)



En un cortijo entre Órgiba y Carataunas, escribió Federico García Lorca  en una noche su célebre poema “La Casada infiel”. Por tierras alpujarreñas, en la zona de “Pollo Dios” en el “Cortijo Montijano” escribió su famosos romance antes citado, que después incluyó en el “Romancero  gitano” que dio a conocer por el orbe de habla hispana un cartameño genial, el rapsoda, José González Marín

“Que yo me la llevé al río,
Creyendo que era mozuela,
 pero  tenía marido…

…Sus muslos  se me escapaban
Como peces sorprendidos…

…Y aquella noche corrí
el mejor de los caminos
Subido en potra de nácar
Sin bridas y sin estribos…”

Fue durante unas vacaciones de Pascuas

 Que Lorca pasó en el caserío de Rafael Aguado y otros amigos. Los tertulianos  emplazaron a García Lorca a escribir un romance partien de la primera estrofa de una copla popular (Que yo me la llevé al río…”). Él no hizo ningún comentario, pero a la mañana siguiente cuando salían Órgiba, les recitó su poema  que pronto sería popularizado por el aedo cartamitano, González Marín.  En dicho poema describe aquel trozo de tierra alpujarreña: “pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos…”,  es una descripción ideal de los barrancos de Bacáyar.


Probablemente, el personaje hinca sus ancestros  en las familias gitanas que moraban entonces por la impresionante cueva de Sortes cabe la carretera que sube hacia  hasta Pitres y Pórtugos. Este poema daría para cientos de artículos más, y que está incluido en  uno de los romanceros más hermosos y enigmático de la legua cervantina en todos los tiempos.