jueves, 4 de julio de 2013

GRATITUD Y ELOGIO A JUAN BEDOYA VARGAS








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La verdad es que tengo  en mi archivo el recorte original del suelto periodístico  que antecede, e incluso lo habré  insertado en algunas de mis publicaciones. Ello no quita la grata sorpresa que me ha causado el verlo incluído en Facebook, descargado de la hemeroteca de ABC de 1.934, por mi amigo, JUAN BEDOYA VARGAS, cuyas dotes de recopilador de datos históricos en general y, de nuestro pueblo en particular, son  notables y  realmente encomiables y dignas de la gratitud de todo cartameño amante de la cultura y de la historia, en especial la de nuestro pueblo, densa y enjundiosa como pocas. Con los datos que me consta tiene recopilados a base de paciente labor ante el ordenador y documentos, darían para escribir varios libros sistemáticos. No es poco el mérito de esta gran persona y buen amigo, Juan Bedoya Vargas. No pocos datos de mis trabajos historiológicos se los debo a él.

El contenido del recorte a que nos referimos, inserto arriba, da fe, una vez más, de la enorme grandeza artística y humana de nuestro paisano, Pepe González Marín, mimado por todos los poetas y escritores, intelectuales etc. de habla hispana de su época ye incluso de hoy. Homenajes del tal estirpe fueron muy frecuentes.

Aparece especialmente significado en el recorte otro cartameño ilustre, cuya memoria aún sigue  nadeada  en su propio puebllo; me refiero al insigne poeta  y hombre de las candilejas como empresario teatral, Enrique López Alarcón, cuya amistad con su paisano, González Marín, fue realmente fraternal.

Reitero mi gratitud a Juan Bedoya como amigo, cartameño  y  humilde escribidor que soy. Es una muestra de humildad la suya que, siendo dueño de una sin par devoción por la historia y la investigación y, aventajado en su conocimiento, no va por la vida dándoselas, como algún otro que no es pertinente nombrar, de "erudito a la violeta".   

A propósito de cultura, Unamuno (nada menos) venía a decir: ¡Ay  del pueblo que amurallándose en la rutina...fragua su cultura mirándose el ombligo...Muy a su costa aprenderá que en este mundo lo sabemos y lo podemos todo entre todos, obrando cada cual a su modo.  Pues  Juan Bedoya Vargas, es un ejemplo de este  pensamiento unamuniano. Sin  ninguna clase de empacho puedo decir que me alegro por Cártama.