martes, 25 de enero de 2011

TAMBIEN VIVIMOS DE POESÍA: SOMOS POESÍA


Entre los poetas castellanos de nuesto siglo, Enrique de Mesa (1.878-1929), es una de las voces más sencillas y puras. En este poema titulado, TARDE, nos muestra un pasisaje que bien pudiera ser el de nuestra "Dehesa arriba", en tiempos que algunos recordamos cuando era pastadero de piaras de ovejas, trashumantes o sedentarias.
Las brumas en la tarde silenciosa
son cortejo de gris melancolía,
y al solayar el sol tintas en rosa
se esfuman en la vaga lejanía.
Los arboles agitan su ramaje
al blando soplo de callado viento,
y entre sombras y luz muere el paisaje
a toque de campana, triste, lento.
Tornan por los senderos las ovejas
con sones melancólicos de esquilas,
que evocan dulces remembranzas viejas
de tardes eglogales (1) y tranquilas.
En la vertiente de empinado risco,
el montaráz abrigo de los canchos, (2)
ondulan las fogatas del aprisco,
en donde forman los pastores ranchos.
La yunta de los bueyes cruza lenta
por los terrones duros del rastrojo,
y la figura del gañan se aumenta
al recortarse sobre el cielo rojo.
***
(1) Campesinas e idílicas
(2) Peñascos grandes