sábado, 14 de enero de 2017

VICIOS QUE ARRUINAN A LOS PUEBLOS


                En un informe de la Unión Europea ---que debe tenerse en cuenta en todo momento y circunstancia del progreso de los pueblos que en él son atañidos---sobre la actual calidad de  vida los pueblos españoles con más de diez mil habitantes, (referido a lo cultural, laboral, industrial, social, calidad de ocio, agrícola, etc), Cártama aparece casi el último  de Andalucía y el sexto por la cola de España. No lo digo yo, lo dice ese informe que se puede leer en las redes. Ello resulta paradójico, habida cuenta de las potencialidades intrínsecas de  este viejo pueblo cargado de bella y profunda historia y, miríficas leyendas, famoso en más de medio mundo por ello. etc.

                Surge la pregunta: ¿qué  hace que algunas veces los pueblos no progresen conforma a sus potencialidades intrínsecas? De acuerdo con autores, algunos de la talla del hispalense Nicolás Salas que fuera Director del ABC de Sevilla, son cinco los vicios humanos que frenan progreso y conturban el vivir de los pueblos, a saber:

ENVIDIA: El envidioso, tan abundante en los pueblos de España, no perdona jamás el éxito de los iguales, desprecia lo propio (incluso a su patria, grande o chica) y se entrega al de fuera con sutil novelería, sic.

INGRATITUD: Por desgracia tiene acá un palmarés de lo que un  ejemplo sobremanera paradójico  se ha dado con la excelsa memoria del mejor rapsoda del mundo, nacido en Cártama, José González Marín, al que se le quiso, incluso,  quitar su  nombre a una calle que así se avalora, como el pueblo en el ámbito de medio mundo, pero al ser rechazada por la opinión pública de Cártama y Málaga no se llevó a cabo  tal felonía; no obstante, el error es tozudo:  no han parado en el encono hasta  quitarle su  nombre al único Teatro de Cártama  que lo llevaba y  se erigió en su honor proyectado desde 1.935.  

IGNORANCIA DE LA PROPIA HISTORIA: A veces es una maldición como la del mito de Sísifo, que se empecina en la carga de la ignorancia sobre el devenir de su pueblo y sus antepasados y que no le deja escalar a la cima de la  histórica real de la que somos herederos.


DESUNIÓN: Que esteriliza todas las iniciativas y deviene en fundamentalismo social, político y, a veces, por desgracia, religioso. ¡Qué pena: toda iniciativa vertebradora de la sociedad civil, de la que  ya nos hablara nuestro Ortega y Gasset en su libro, “España invertebrada”, han logrado allanarla la fagocitad de los políticos para poder hacer mangas y capirotes estultos y corruptos a sus anchas, a todo pesebre,  de un pueblo ya entregado en cuerpo y alma a sus embustes consuetudinarios y trápalas falaces. Ya no queda,  en Cártama por ejemplo,  ni una Cooperativa, ni una Asociación Vecinal, etc,  que aúne aspiraciones cívicas al margen de los hoy bastardos intereses políticos, cuando, según un insigne pensador, “el asociacionismo es el único movimiento social que no le ha costado al mundo ni una gota de sangra ni una lágrima”.