miércoles, 11 de enero de 2017

LORCA Y SU HIMNO A LOS MUERTOS DE LA FALANGE


Caricatura de González Marín por José Machado hermano de Manuel y Antonio

No es la primera vez que hablo o escribo de este asunto. Escribí de ello en el Periódico Comarcal Dazcuán y, después, en mi propio blog. En  periódicos de grandes tiradas y Papeles Literarios, no lo vieron oportuno por ser asunto  políticamente incorrecto y se corría el riesgo de que bajara  la recaudación por anuncios oficiales, de lo que se nutre  la prensa en cierta medida.

Ahora me invita Juanma López de Alhaurín de la Torre, que prepara un largo y definitivo reportaje sobre el rapsoda comarcano, nacido en Cártama, José González Marín,  a retomar el  mentado tema aún “tabú”,  en una entrevista que me solicita,  y he aceptado cederle,  porque es historia, simplemente porque es historia y, ya está bien de escribir la historia a tenor de intereses partidistas concretos. Nunca fui falangista, pero los falangistas quizás puedan tener el orgullo de que el genial García Lorca escribiera una elegía a sus muertos. No olvidemos que Lorca fue amigo de José Antonio y de otros falangistas, lo mismo que de Alberti comunista y de  otros intelectuales y poetas de dispares  ideologías. José Antonio y Lorca se conocieron en las célebres tertulias de intelectuales y políticos de La Ballena Alegre en los bajos del Hotel Lyón en Madrid. El chofer de González Marín, “Antoñico, de Cártama, llevó varias veces en el Hispano Suiza del rapsoda a José Antonio a entrevistarse en lugar celado, con Lorca. Es historia y hay libros sobre esa amistad; uno formidable,  escrito por un cartameño, profesor de Lenguas Muertas y Literatura en Sevilla, titulado, “Rosas Muertas”, que fue premiado,  del que es autor, mi buen amigo,  Jesús Cotta (Premio nacional Stela Maris de biografía histórica).  

 Explicaré las razones por las que tuve el privilegio, con 20 años, de asistir en Granada a una reunión del poeta, Luís Rosales, de cuya casa se llevaron a Lorca para asesinarlo sin que él pudiera hacer nada para evitarlo; José González Marín amigo de Lorca y de Luís Rosales.

Estaban  presente en esta reunión, Luís Rosales, poeta famoso, José González Marín, servidor, mero expectador  y, el abogado de la familia Lorca, José Manuel Pérez Serrabona que intentó  por orden del padre de Lorca liberar a éste, incluso con su firma aval, pero acudió tarde, igual que José María Pemán que logró que Franco llamara a Granada para evitar su muerte, pero igualmente tarde.  De todo eso y el tan traído y llevado “Himno a los muertos de la Falange”, una elegía que escribieron; digo, escribieron, existió, según oí allí de boca de Luís Rosales y  Pérez Serrabona al que el padre de Lorca encargó recogiese el borrador de la elegía  cuando supo que habían matado a su hijo y, jamás, se supo que hizo de él. También se habló sobre el hipotético enterramiento del cadáver de  Lorca recuperado, como allí se dijo,  por el padre. Todo según oí, estupefacto, en aquella reunión,  cuyo relato, como no puede ser de otra manera, lo haré de forma precisa y estrictamente ajustada y objetiva.

Hablaré también (D.M)  de Lorca en Cártama, etc. etc.


Por circunstancias especiales, que no vienen a pelo  exponer,  me he permitido este adelanto, aunque el hecho está aún en ciernes.