domingo, 1 de enero de 2017

CARTA ABIERTA A DON FERNANDO BRAVO CONEJO


                Una entrevista que he cedido a un medio de Alhaurín de la Torre sobre lo poco idóneo que resulta el local designado por el Ayuntamiento para el tan necesario Museo de Cártama, realizada y contestada en término  completamente correctos y respetuosos y  protegidos por nuestra Ley Magna en su   art. 20 y otros que ha aparecido en los medios digitales, usted me establece una réplica acerada  y calumniosa, amén de arrogarse competencias que de forma obvia correspondería contestar  a los responsables de áreas del Ayuntamiento y al alcalde y no a usted, de donde cabe inferir que ha sido usted autorizado por ellos para el desafuero que aquí nuevamente comento.

Usted, con las "pías" intenciones de echarme encima las gentes de mi pueblo, me ha acusado públicamente (sin venir a cuento y entre otras incoherencias suyas reiteradas) de ir yo de pueblo en pueblo hablando mal del mío. Eso, amén de desleal, es MENTIRA de toda mendacidad  y calumnioso que  pudiera estar  tipificado en el C.P.

En razonada réplica le di diez días para que, también públicamente, dijera usted los pueblos en los que yo he  dicho tal me atribuye.

Su respuesta fue, cuando se vio desenmascarado por mi contrarréplica, decir que daba el asunto por debatido y zanjado tras reafirmarse  farragosamente en la contumacia y se fue por las cañadas. Usted ha introducido en un domicilio decente en el que siempre recibió afecto, amistad sincera  y atenciones la zozobra y la somatización de personas mayores muy en enfermas; lo que afirma de mi en un medio público es muy grave e irresponsable, amén de muy malintencionado y traidor. 

No olvidemos  que usted es Juez Auxiliar de PAZ  (arreglados irían los que usted ajusticiare) y Cronista Oficial del PSOE, convicto y amanuense de éste en Cártama. No lo olvidemos.

Dicho lo dicho, espero tenga la  suficiente dosis de hombría de bien y un mínimo sentido de la dignidad para demostrar públicamente tal acusa a qué pueblos he ido yo a hablar mal del mío y, no bien, como hago siempre. Usted sabrá valorar si le conviene más portarse como un hombre y atender mis instancias justas, o empeñarse en la contumacia lesiva de fama, honra y honor ajeno. Y ni siquiera está demostrando tener la decencia de pedir disculpa. Señor Bravo Conejo, usted hace más honor a su segundo apellido que al primero y ha venido a poner su majada en esta bendita tierra para llevar a cabo tales chafarrinadas.


Que conste que ni para mí, ni para  mis consejeros legales, está fuera de entuerto el señor alcalde y, posiblemente, los responsables del área correspondiente, pues claramente usted habla en su nombre y desarrolla sus competencias dialécticas. No obstante, sepa que tuve canas prematuras de aguantar las flaquezas del prójimo y calva de echar pelillos a la mar, pero ello depende de usted, de su soberbia pedante o equidad de corazón . He dicho.