miércoles, 2 de noviembre de 2016

MÁS QUE UNA FOTOGRAFÍA

Tres días de cacería en la Finca El Pino de Alozaina: Sentado, Enrique Marín Rojas. Detrás de pie, Rafael Marín Rojas,  Vicente Castro García, Fco. Marín Morales, Diego Marín Sepúlveda y, quien esto escribe, Francisco Baquero Luque.  Del chaval no recuerdo el nombre. Sólo quedamos vivos Fco. Marín Morales y un servidor.

En esta cacería nos comprometimos Enrique Marín y yo en traer a Cartama una biblioteca, ayudados en Madrid (viajes y gastos de nuestros bolsillos) por Diego Marín Sepúlveda Presidente de la Casa de Málaga en Madrid y Secretario Nacional del Corcho y la Madera y, el apoyo de José González Marín, amén de José Juliá Suardíaz compañero mío de curso en Cabra y ya entonces  ingeniero industrial con gran influencia en Madrid. Éste me decía:"Paco te la vas a llevar pero ¿una biblioteca para Cártama..." Conocía nuestro pueblo porque algunas vacaciones pasaba  vacaciones en mi casa; murió hace años en plena juventud en un accidente de coche cuando se desplazaba de Madrid a Zaragoza.  

Y, vino la  biblioteca con 8.500 volúmenes para situarla en un local del "Patio de la música"; y tal estaba encajonada, fue devuelta por el Ayuntamiento de entonces alegando que en Cártama lo que hacía falta eran chapulinas y no libros. En ese pleno (yo era concejal) pedí al Secretario un folio y presenté mi dimisión irrevocable y mi promesa explícita por escrito de no aceptar jamás entrar en política y, así, lo he cumplido.  Hasta  un homenaje y ser  nombrado cronista oficial de la Villa ofrecido recientemente por el Ayuntamiento he rechazado.  Lo de la biblioteca y la felonía con la Memoria y la Figura de González Marín dejaron en mi ánimo una penosa huella como cartameño.