lunes, 8 de agosto de 2016

LAS CHAFARRINADAS DE PEDRO SANCHEZ

                            
Nuestro semi efebo y virginal Pedro Sánchez  ---aún es “virgen”  en la presidencia  del gobierno que tanto se desvive por ocupar utilizando para ello toda clase  de marrullerías  y ridículas trapisondas antidemocráticas  --- ha perdido, como es sabido, en línea descendente de votos  dos elecciones en menos de seis meses  y, una primera hace cuatro años, arrastrando  al  borde del   abismo a su partido y, posiblemente, a España (todo un triste record a criterio de  cualquier español, sin excepción de filiación  política; no soy, precisamente, ni fans ni votante de  Rajoy  pero,  de provocar Pedro Sánchez otras elecciones, la cosa, en mi caso al menos, y creo que en infinidad de votantes, cambiaría). Sus derrotas electorales y políticas son las más abultadas cosechadas por el PSOE desde su fundación en España por el linotipista Pablo Iglesias (el viejo).
Pero, este “medio” efebo aún --- de “cuerpo entero” dicen serlo  Rivera y Pablo el de Podemos (“mejor sea el año” también) --- en vez de dimitir (tal hizo Rubalcaba con menos motivos)  la misma noche del primer recuento, como corresponde hacer a un hombre de cuajo y político coherente, ha cogido una antipatriota y fachendosa pataleta  (este pollo sí que es un presunto “facha”)  que le descalifica como hombre de nobles entretelas  y como político; y, más,  como  adalid de un gobierno que ha de regir el futuro de una nación con un presente especialmente grave.
Poniendo  un ejemplo por infinidad de ellos, si llegara a gobernar este fulano, Pedro Sánchez Castejón (no olvidemos lo de Castejón, su segundo apellido), tendría a porrones gestos chafarrinados  como el que plantea el actual  alcalde del PSOE granadino, sustituto reciente de del  PP: Intenta  prohibir otra vez  (¡y van…!) a caballo de grupúsculos políticos conniventes  las fiestas de la Reconquista de Granada que vienen celebrándose desde el 2 de enero de 1.516, porque estos descerebrados las consideran “racistas”, “xenófobas”, “islamófonas” y otras lindezas de mentes analfabetas y desocupadas que se fueron de najas de los tajos para apesebrarse en la  política como pastueños y sesteantes rumiantes pastureados por un pueblo, España, que ha perdido ya su norte histórico.  Súmese a esto, un día  injurias a la bandera, otro pitos al Himno Nacional y al Rey, otro desprecio a las fiestas y signos religiosos, otros un caciquillo prohíbe la fiesta de los toros que hinca sus raíces en la honda edad media, otro el escarnio del Congreso (sic) y todo sin  que la derecha política (¡y que sea necesario defender a Rajoy…!) mueva un dedo ante tanta arrogancia y humillaciones históricas de unos grupúsculos de los nuevos reinos de taifas, que ni  siquiera saben el daño que hicieron a España cuando los moros anduvieron por aquí hasta que los echaron Isabel y Fernando. Hace mas de cinco siglos.
La Reconquista de Granada es un hito, por otro lado, de connotaciones europeas. Para una Europa atosigada por los moros que llegaron hasta Poitiers donde Pipino el Breve les cantó las cuarenta al principio de la invasión sarracena, la toma de Granada en 1.492 significó la conjura del  constante peligro de la cercana presencia islamita.

Y ahora estos  indigentes intelectuales- apátridas  están intentado dividir la sociedad española de lo que medran los hijos de puta (honoris causa). El espacio, por hoy, no da para más.