sábado, 16 de julio de 2016

POLÍTICOS DE ANTAÑO Y DE HOGAÑO

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          En la década de los  cuarenta, el profesor de química  solía decir  a su alumnado,  del que yo formaba parte:  “La lengua de los políticos como todas las sales del plomo, son venenosas” y, de inmediatoadvertía:  “Y no es que yo hable mal del plomo ni de los políticos, no,  es que el plomo y  los políticos son así; lo determina su propia naturaleza” A lomos  de tal enunciado, se desahogaba:  “Ni tampoco es que yo hable mal de vuestro profesor de ciencias sociales que os da clase en el aula contigua, pero  le tengo por un  inepto enseñante metido a político, comunista y demagogo arrabalero pero, eso sí,  siempre con la faldriquera  propicia…”

  Ya en aquellos  tiempos, los de la “churripampa” (la del hambre y el estraperlo al inicio de los años cuarenta, cuando el bando nacional hubo de asumir y compartir la miseria y ruina del mal gobierno del bando republicano frentepopulista) y, durante todo el franquismo,  el pueblo consideraba el ser político como un baldón: atribuía en el recuerdo inmediato a las ambiciones corruptas e irresponsables  de los políticos, en especial a las izquierdas revolucionarias,  la sangre derramada en fratricida guerra civil y el hambre que naturalmente se padecía en la posguerra.  

 Y ello,  pese a que entonces   los políticos,  al menos en la gestión municipal,   no habían llegado a las cotas de hoy en falta de vocación de servicio, en la carencia de principios éticos, en la falta de devoción  de servicio al prójimo, de  insolidaridad con los que sufren, etc.etc y, más importante y prueba de lo dicho, ningún edil ni alcalde cobraba un solo real por ejercer la política;  más bien les costaba  dinero además  de tiempo y quebraderos de cabeza.

Después,  vino  Felipe González y, de entrada,  avisó: “La democracia tiene un precio y, por cierto, caro…”  Él mismo fue uno de los que acabaron con los ideales, y, el que trajo el rabioso pragmatismo materialista, amén de la corrupción galopante, hoy  aumentada,  a España, en donde ya es una plaga de trazas endémicas.

         ¿Qué diría hoy mi viejo,  cascarrabias  y honrado profesor  de química si viera este patio de monipodio en que una inmensa plaga  de políticos ha convertido a España? Una plaga de apesebrados en su mayoría disidentes del tajo de trabajo que han hecho del engaño compulsivo un modus vivendi  y, de las trapisondas cotidianas como los ERE,  un pingue  hobi?

         Al hilo  de lo apuntado  sobre los políticos de hogaño, la Presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se ha descolgado a Cártama en misión de culto a la personalidad y auto publicidad (en eso son especialistas nuestros políticos)  a “inaugurar” el Hospital Comarcal del Guadalhorce  que no estará totalmente operativo hasta  2.017 y que lleva  ocho años de retrasos, dos cerrado a cal y canto pese a estar ya terminado.

         Mientras esta señora decía en el consabido discurso promocional que la  andaluza es la joya de la corona de la sanidad, la prensa  nos daba ese mismo día  la noticia de la dimisión  del Jefe de Urgencias del Hospital Carlos Haya  como protesta  por  la falta de medios humanos y materiales en que los políticos del ramo tienen  sumido a la sanidad malagueña.

 En nuestra sanidad, la joya de la corona, señora presidenta,  es la clase médica y sanitaria, sin las cuales nuestra sanidad se habría hundido ya. El mismo medio y en la misma fecha inserta  esta otra  “joya de la corona”: EL SAS LLEVA UN AÑO SIN PUBLICAR LAS LISTAS DE ESPERA PARA OPERARSE”. Y así la tira  vergonzante.  
    

         Esta crónica debiera en puridad recoger algunas “joyitas” más, de bisutería, por supuesto,  de las que adornan el collar político de nuestra Presidenta; pero ello será motivo de otra crónica.