viernes, 6 de septiembre de 2013

ENVIDIOSOS, MALVADOS Y EMBUSTEROS








Asco, lo que a cualquier persona de alma bien conformada y mente normal le produce asco,  son  sendas entradas en Fecebook  de hace pocos días, del siguiente e incalificable tenor:

1ª.- De "Cártama Verde”,   que pone en boca del actual alcalde la siguiente perla refiriéndose al eximio cartameño, José González Marín, en virtud de las razones que han asistido a la Corporación Municipal de Cártama para quitarle el nombre de este cartameño ejemplar, muerto hace 57 años,  al Teatro de Cártama. Según “Cártama Verde” (ojo:  no lo dice bajo anónimo, sino dando la cara)  el alcalde le dijo: "Es que las gentes mayores de aquí alrededor del ayuntamiento no les gusta González Marín porque ellos dicen que mataba personas en la Posguerra con una espada porque desde que estoy en el poder  he desayunado con ellos, yo soy de la Estación y eso no lo conocía yo y por eso justamente se le quitó el nombre"

El daño ya irrogado  a nivel mundial a una persona inocente de todas las acusaciones falsa de toda falsedad que  le hacen unos contados malformados moral a la persona que más hizo por Cártama en la historia de ésta, con familia y amigos que aún viven, es ya irreparable, salvo que, con dos cojones, lo enmiende, al menos en parte,  quienes de alguna manera aparecen como autores del entuerto. Tal es así, que se han recibido  llamadas de Caracas  (Venezuela) y La Paz  (Argentina)  sorprendidos de la especie que con alevosía inaudita han hecho circular por las redes sociales con irresponsabilidad animal.

Digamos de inmediato  que no puede ser cierta (esta parte no lo cree) la autoría que se le atribuye a nuestro alcalde, y menos los fundamentos der quienes se dice en el suelto que le han  informado a él, porque en Cártama nadie dijo jamás tales cosas de González Marín, sino todo lo contrario, salvo los consabidos de faz amarilla. La prueba de la falsedad reside en que nunca, jamás, aporta el  nombre ni siquiera de uno  de “esos viejos” coetáneos de la víctima de los infundios. Son simples y vulgares embusteros cargados de envidia de la virtud y del valer ajeno, que siempre degenera en odio denso e irracional hasta los extremos que padecemos en Cártama. De de tal manera han sumido a nuestro pueblo en el atraso que a todas luces padece hoy, pero  en el que toda calumnia tiene su público y toda bellaquería su hábitat.

La 2ª muestra antes aludida, la dejo para otra entrega; tampoco tiene desperdicios.

*******
***

Equí  se insertaba un comentario  de opinión sobre el Cronista Oficial de la Villa , Fernando Bravo, y una fotografía en la que aparece éste sentado en un sillón que yo por error  interpreté y dije que era uno de los existentes en el Despacho de José González Marín,  que Bravo hacía unos días había visitado; de ahí el error.

Un amigo, que conoce el despacho, me advierte que el sillón en cuestión no es el de Alfonso XIII al que yo aludía y existe  en dicho despacho museo.

En esta apreciación concreta, me he equivocado y lo lamento profundamente, lo que me mueve a pedirle disculpas a mi amigo Fernando Bravo, cosa que he hecho pública al pie de la entrega en que se contenía (que he borrado), tanto   en mi blog como  en Fecebook. Dicho queda: justicia y lealtad obliga  a rectificar.