viernes, 2 de agosto de 2013

A PREGUNTAS DE MIS LECTORES

                 
    
 El autor con mi entonces  novia, después esposa, camino del río a disfrutar de la festividad virgiliana del "Día de los canastitos" 


Las fotografías que siguen, testimonios de una época pasada que nos remonta a gratos, y menos gratos, recuerdos, pero parte inseparable de nuestras vidas, no habría sido posible ofrecerlas aquí sin la deferencia y amabilidad de Pedro Hurtado:



Unas  muestras, por miles,  del entrañable ambiente familiar que en Santa Ana ("Día de los Canastitos") se vivía en el río, entonces abundante,  limpio y cristalino, cuando la fiesta dejó de celebrarse en la Ermita de la Santa. por su derrumbe, al parecer durante un terremoto.

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1ª.- María del Pilar me insta a que le informe, dentro de mis posibilidades, claro está, sobre  Fernando Maldonado que da título a la calle que enlaza la de Concepción --antigua “Hospital” (porque en ella estuvo éste a partir de la reconquista de Cártama por los Reyes Católicos)--  con la de  Juan Carlos I, para luego continuar en  la, hoy,  Canónigo,  “José Suárez Faura”, la cual,  en 1.935 se  titulaba  Francisco Fernandez Pérez, ilustre personaje hijo de Cártama que estaba en posesión  de la gran Cruz de Beneficencia y,  al que su pueblo  le hizo, al tiempo que Hijo Predilecto de la Villa,  Hijo Predilecto de La Virgen. Este título dejó de aplicarse  desde que José González Marín, pese a los patentes méritos para ello, lo rechazó alegando, en coherencia con su formación  cristiana, que  para la Virgen todos sus hijos son iguales; “Para Ella no hay acepción de personas”. ¡Qué buen señor...!

2ª.- Y, José M. Aguilar me pregunta sobre la Calle y Ermita de Santa Ana y la antigua celebración en su honor llamada, "Día de los canastitos".

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Antes debo aclarar algo para esta y otras ocasiones, de haberlas: No soy un experto sobre los orígenes del callejero de mi pueblo ni en el  de sus nomenclaturas. Las nociones que barajo, me vienen  como hijo del pueblo que goza de  luenga vida, durante la cual me he   impregnado  de nuestras siempre verosímiles y bellas tradiciones orales, como también con  prolijas y seleccionadas lecturas sobre las cosas y el devenir del terruño que me nació. 

En efecto, como por desgracia se ve acá diariamente con menos base, a mí   ello no me otorga cátedra de nada. Desde cuarto de bachiller hice mío el prurito socrático: “Sólo se que no se nada...”, y pese a ello, los envidiosos le hicieron tragar  la cicuta.  El amor a mi  lugar de nacencia y crianza está muy por encima del conocimiento; como fruto de ese amor a mi pueblo, más que demostrado,   he llegado a adquirir algunas nociones de su historia e intrahistoria, tradiciones y leyendas. Es decir, solamente en lo dicho,  baso mi opinión  y celebro humildemente que ello pueda  servir a mis consultantes. Así, pues:

A la 1ª pregunta.- Fernando Maldonado, de segundo apellido Pareja, era hijo de Cártama, probablemente emparentado con la familia Maldonado que otrora tuvo arraigo  en esta villa.  Fue alumno de la Universidad Central y llegó a licenciarse en Derecho Canónico y Civil, profesiones que debió ejercer con la suficiente brillantez  para merecer que su nombre titulara una de las calles de su pueblo natal. Hasta aquí puedo decir. Otras, que  no son del momento sacar a colación, son las razones por las que el célebre sabio benedictino, Padre Benito Feijoo, tiene otra calle en Cártama.

A la 2ª pregunta.- En este capítulo de nuestra historia e intrahistoria, la tradición oral es más tozuda y concreta  en el sentido de que la advocación de Santa Ana, madre de la Virgen María, fue instituida en datas, como mínimo  anteriores a 1.668,  Patrona de los labradores de Cártama también lo es de otras actividades laborales, e incluso, de las abuelas y, de  municipios de España y América.

 En su libro "ERMITAS DE MÁLAGA (Compendio histórico)",  Lisardo Guedes  y Fernandez, fraile e investigador, que lo fue del Archivo Histórico Nacional, y por último, ordenador del Archivo Diocesano Catedralicio, con quien tuve el honor  de hablar en varias ocasiones, con respecto a la Ermita de Santa Ana dice en su citado libro, Ediciones Bobastro, 1.987, pag. 79:

 “Antigua y de Patronato (1). Llegó a vivir con desahogo tal que  gozó de sacristán, presbítero y tributa largo al real subsidio. 

1689.- "La Hermita de mi Señora Stª Ana con el Patronato de legos (2) a de pagar de Subsidio mil ciento setenta y siete maravedíes"


13-X-1,717.- "Los Beneficiados y Cura de Cártama dan noticias de auer muerto el Hermitaño de la Hermita de mi Señora Stª   Ana de dho. lugar y proponen a Francisco Ibañez para el empleo: Y se lo mando despachar título” Y añade Lisardo Guedes: “Aunque de buen ver en 1.846, ya no llegó a ver ni  pasar las penas que alcanzaron a las existentes en 1.936”  En esto yerra un poco el señor  Guedes: Tras la guerra civil sustituyó al anterior párroco (Juan Martín Serrano, asesinado durante la misma) el cura ecónomo, Antonio Palomo, quien realizó un inventario de la parte del patrimonio eclesial que había sido destruido durante la contienda incivil;  informe que aparece íntegro en el libro “La destrucción del `patrimonio eclesiástico en la Guerra Civil en Málaga y su provincia”  escrito por José Jimenez Guerrero y editado por Argubal. En la página 479 aparece, estos datos de dicho informe parroquial: “Las pérdidas de la imágenes fueron muy importantes,  la de Santa Ana del siglo XVIII,  de gran valor y mérito artístico, de talla (se ignora el autor)...San Joaquín (esposo de Santa Ana y ambos, obviamente, padres de la Virgen María) verdadera obra de arte.

Sigue hablando Guedes de las otras seis Ermitas que llegó a tener Cártama, todas cargadas de románticas y entrañables vivencias de las gentes de nuestro pueblo.

         (1 y 2). Sabíamos también por otras fuentes, y por la fiable tradición oral multicentenaria, que la Ermita era de Patronato de legos, o sea, seglares (vean el diccionario). Y,  efectivamente, desde tiempo inmemorial, en Cártama existe una gran devoción  a Santa Ana, razón previa, o posterior,  por la que el Patronato de empresarios  campesinos la instauró como su Patrona. También el consistorio le dedicó una calle que aún perdura, ya prácticamente en el centro urbano.

En su diccionario histórico, Madoz dice textualmente: “...otro sacristán hay para la Ermita de Santa Ana, lo nombran los patronos y compatronos...”   Las NN.SS. de Planificación Urbana de Cártama dictadas en los años 80 del pasado siglo, siendo alcalde José Escalona, recogen literalmente dicho dato de Madoz, etc.etc.etc..

El día de los canastitos”  Los labradores tenían erigida una Ermita a Santa Ana,  efectivamente en la cuesta de Coín, cabe la carretera que va de Cártama a este vecino pueblo. Cada 26 de julio, día de la Santa, los niños del lugar, acompañados de sus mayores iban a ofrecerle a la Patrona del campesinado los primeros frutos de verano: En un canastito bellamente orlado por su madres, éstas les metían un meloncito, higos, almendras, chumbos y, colgando fuera del canasto, unos gajos de uvas (bien lairenes, moscateles o negras de parras, según ocasión) y una pequeña rosca de pan; y allá se encaminaba por la tarde una heterogénea romería de niños y mayores a rendir tributo a la Santa abogada de sus “pujales” y cosechas.

A finales del siglo XIX, o principios del XX, la Ermita entró en ruina y la celebración de tan entrañable fiesta tenía lugar en el río, con la ventaja de que entonces la gente podía bañarse en sus aguas siempre abundantes y cristalinas.

San Ana, pues, era una advocación y Ermita patronada en Cártama.

 Es de cuanto, humildemente,  puedo informar  a mis amables lectores al respecto.