miércoles, 3 de abril de 2013

EN TODOS TIEMPOS COCIERON HABAS.

(Tomado fotos de  Dif. Internacional. Barcelona. Archiv. F. Baquero)

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Cuando a los ilustres personajes (Condes, Duques, Políticos de  fuste, Jefes de Gobierno, etc) de una época pretérita no excesivamente lejana, se les apetecía echar "una cana al aire", acudían como cada quisque a lo largo de los siglos, a salones crapulosos pero, en estos personajes, de alto nivel.

Se trataba de  lujosas mansiones en donde los ilustres huéspedes eran  solícitamente atendidos por cortesanas de alto copete y, de no menos frescas y orondas curvas anatómicas. 

Rodeaba al hecho un lujo deslumbrante, en donde no solo había desahogos carnales, sino exhibicionismo de posición social y haberes pecuniarios. Estas "casas" solo abrían sus puertas a gente de los peldaños altos de la clase social. Para el común, había otras más humildes.

En ambas imágenes puede vislumbrarse los prolegómenos exhibicionistas  de las divas, a veces extremosos, con el fin de despertar el crapuloso instinto del "cliente", que, por cierto, salía del trámite, amén de desahogado, con la cartera lesa. 

El lujo de estos lupanares  estaba presente en el mobiliario, servidumbre y, por supuesto, en las hembras que prestaban el servicio carnal, siempre de primera magnitud en sus quehaceres y belleza. La mirada del fulano es todo un poema sacado del Decamerón. 

En todos tiempos cocieron habas, oigan.