lunes, 30 de julio de 2012

ESPAÑA: INSUFRIBLES MENTIRAS POLÍTICAS


                     

            Es evidente que los valores individuales y  sociales nunca estuvieron  más en precario que en este aciago momento de hirientes paradojas que vive España, si es que, aún podemos con propiedad llamar   así  a nuestra Patria (etimológicamente, tierra del padre, “paternaria”...)

            Cuando a una nación de tan grandiosa historia como la nuestra, le atenaza una crisis económica y, por ende,  laboral   tan profunda y sangrante como la provocada por la estulticia antipatriota de unos y otros,  si el colectivo de sus ciudadanos conserva los valores  humanos esenciales que le imprimen su  multimilenaria historia, antes que después esa nación se levanta, incluso con renovada pujanza. Lo dijo, entre otros insignes eruditos,  uno de los hermanos Machado (literariamente el más profundo de los hijos de Demófilo): “¡Honra a los “padres”!/ ¡Goza de su herencia gloriosa!... ¡El sol es viejo y cada día/  joven renace y nuevo en su alborada!  Es obligado esperar que, como el sol machadiano, España de la espalda a este ocaso que nos abruma y renazca en su horizonte una luminosa aurora.


   Pero lo que sobre España pesa  no es una crisis; experimenta, quién lo duda, una resbaladiza deriva  hacia el abismo de la decadencia; con el agravante,  de que en su altanera y afanadora ceguera, sus gobernantes no alcanzan a vislumbrarla  ni a valorarla en aras de un urgente remedio. Más grave aún, tales gobernantes de una u otra laya siguen actuando en beneficio propio antes que en los de la Patria común, y, en ese objetivo espurio,  usan de  una dialéctica trasnochada, con la que han  contagiado al pueblo  unos supuestos y referencias históricas falsas,  hasta sumirlo en el adocenamiento más alienante y permisivo, incompatible con  un sistema mínimamente democrático, de forma, que lo sitúa en la triste realidad de no ser capaz de levantarse por si mismo sin echarse en los brazos del tan nefasto y nefando paternalismo político y sindicalista, que sigue los dictados de quienes les pagan.

            Lo más penoso de este estado de cosas, es que España está a punto de perder, aún más, su soberanía como administradora de su propia economía, es decir, la dignidad. Volviendo a Machado: “¡Ay del que sueña comenzar  la historia/ y amigo de inauditas novedades,/ desoye la lección de las edades/ y renuncia al poder la memoria...”, que, por supuesto, no se refiere a la consabida y falaz “Memoria histórica”.

            Ahora bien: Un juicio crítico espontáneo del pueblo, limpio de las dichas intervenciones maniqueas y sectarias, sí podría, y podrá, encontrar el fácil camino de la redención patria entre el babélico guirigay dialéctico, casi patológico en su desmedido egoísmo insolidario y coactiva de la partitocracia que nos ha llevado a la ruina y a convertir España una, en reinos de taifas bajo la égida de vulgares virreyzuelos, que se prevalen de que la democracia, si  buena en sí, también  es el sistema en el que mejor se disimula el vicio y el contrabando de todo jaez.

            El estado espiritual de España lo han falsificado últimamente, de tal suerte que sería conveniente silenciar las plumas y sellar los labios para no contemporizar ni dar cancha a tal desgracia humana  nacional. Y cuando el estruendo de los charlatanes con énfasis de políticos se apague, después que esta turbulencia  indeseable y nefanda se   serene y decante, la crítica dejará bien poco en pie de lo que la fama superchera exaltó y, de los bronces de las estatuas de los de hoy se harán aldabillas para los establos y argollas para los pesebres. Será la verdad y la belleza la que proteste de esta abyección que hoy nos deshonra como pueblo.

            Insisto, la razón de este estado nacional es obvia: El menosprecio a  valores individuales y sociales de los pueblos que van ya en pos de su decadencia, sin capacidad  para levantarse sin las muletas de un puñado de desaprensivos tragaldabas; el incumplimiento de sus deberes y dejación  de las  críticas, tal, por poner un solo ejemplo,  vemos en las tertulias  televisivas y radiofónicas,  mas fabricantes de comedias posibilistas carentes de verdad, que de virtudes y grandeza de alma y de intelecto.

            Y a Machado vuelvo a invocar:

                             “Reniega de la vana pseudociencia...
                               Vuelve a tu Tradición, España mía.
                              ¡Sólo Dios hace mundos de la nada!

                         
                                                                                                               F.B.L