sábado, 11 de febrero de 2012

CARTAMA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX (ESBOZO)





Rumores de viento y cencerros,

Espigas en los pegujales,

sones de carro en  caminos,
antes.
Tiempos para los anales:

dos siglos ya han pasado

 
y el mundo en todo ha cambiado...,


presente.


***

A principios del siglo XX, Cártama era un municipio eminentemente agrícola con unos 6.000 habitantes, de los que, 3.000, vivían en los campos, literalmente decir a pie de tajo.



Un autor describe la Cártama campesina finisecular de esta forma “ La población rural es muy importante, y está dividida en 14 partidos con unos 3.000 habitantes, contribuyendo tan numerosos núcleo de almas a dar a las campiñas peculiares tonos de animación y alegría, pese a haber sufrido las invasiones filoxéricas de los últimos años, que asolaron los riquísimos viñedos del término”, de los que se extraían reputados caldos conocidos en Europa y América.






Las 10.058 hectáreas del término municipal cartameño se distribuían de la siguiente forma:


1.053 Hª de regadío; 2.533 Hª de dehesas o pastos; 6.011 Hª de secanos ( la mayoría de ellos transformados en regadíos con el Plan Guadalhorce en la década de los cincuenta ), y, unas 80 Hª de edificaciones y yermos.


La mayor parte de estas tierras fueron cedidas por los Reyes Católicos, tras la conquista de Cártama y otros pueblos colindantes en 1.485, a grandes señores como pago de la colaboración que éstos con sus mesnadas y medios prestaron a aquellos durante la reconquista del granadino reino nazarí. Los titulares y sus herederos que conservaron esta tierras hasta no hace demasiado tiempo en Cártama fueron:


D. García López de Arriarán, capitán de la armada durante la toma de Málaga, que recibió toda la Vega de Riarán cuyo villorrio señorial se llama aún, “ La Colonia de Riarán; Don Sancho Rojas, que recibió el Latifundio de Casapalma; el General Concha, marqués de Duero, el Cortijo Ratón; Don Alfonso Roldán, las Tres Leguas; Don Diego Salcedo: Venta Romero; Don José Alarcón Luján que fue alcalde de Málaga y constructor de Calle Larios: la Alhóndiga, o Santa María, y cortijo de Los Bermejales; Don Fermín Alarcón Luján: Hacienda Los Remedios; la Casa Larios: Doña Ana y Rovira, etc.






Por varias leyes de colonización promulgadas en los siglos XIX y XX, y también, como veremos, por otras causas, estos latifundios fueron pasando a medianos y pequeños labradores, primero como colonos y aparceros, y después, en propiedad. A éste trasiego influyó bastante la plaga de filoxera que a finales del siglo XIX (año 1.878 hasta 1.891), acabó con los viñedos, cuyos frutos industrializados (vinos, pasas y otros como los higos pasas), debido a la exportación ofrecían notables beneficios económicos. Pero exterminados por dicha virosis los viñedos, no quedó otra alternativa de explotación que la horticultura y de frutales de regadíos y, en secanos, cereales y frutales como almendro, la higuera y ampliación del olivar, que sólo eran rentables para quienes labraran la tierra con sus manos --- braceros cesantes de la viticultura --- y se resignasen, por falta de otra alternativa que no fuera la de emigrar a América, a un nivel de vida pobre y de ominosa incultura para sus hijos. De entonces viene el triste refrán que reza: “El campo empobrece, envejece y envilece”.